Ayer, vecinos del Barrio Ceferino, realizaron una reunión que ya no sorprende a nadie: otra promesa de más seguridad por parte de las autoridades policiales que no logran calmar el miedo ni la indignación.
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Con la presencia de decenas de vecinos agotados de promesas vacías mientras la inseguridad avanza en la zona, el encuentro contó con la participación de la Comisaría Segunda, encabezada por el comisario inspector José Cabrera junto a otros efectivos.
Lo que debía ser una solución se convirtió en un nuevo eco de desesperación. Los habitantes del barrio no aguantan más. Viven encerrados, prisioneros en sus propias casas, temblando ante la constante amenaza de la delincuencia. "¿Hoy será el día que me roben?", se preguntan cada mañana al salir a trabajar, dejando atrás hogares vulnerables y un futuro incierto.
En la reunión, los vecinos expusieron un listado de problemas que los atormentan día y noche: personas en situación de calle deambulando de día, tarde y en la madrugada, inseguridad que acecha en cada esquina, consumo de drogas en la vía pública y una familia instalada en la Plaza Ceferino que, según denuncian, trafica estupefacientes impunemente y ante la vista de todos.
Exigen patrullajes nocturnos, más móviles policiales, cámaras de seguridad y controles en puntos específicos donde la actividad delictiva es un secreto a voces. "Queremos que todo Salta sepa el infierno que vivimos", claman, hartos de discursos y reuniones que no cambian su realidad.
Aunque las autoridades prometieron seguir generando espacios de diálogo, para estos vecinos, las palabras ya no alcanzan. Viven un calvario cotidiano y su grito de auxilio resuena más allá del barrio, buscando respuestas concretas que devuelvan la paz a sus vidas.
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